El desplazamiento forzado es un fenómeno que viene en incremento a nivel global, en donde ha tenido mayor margen en las últimas décadas del siglo XX por el esparcimiento de guerras ligadas a conflictos de etnia y política, mientras que en las guerras civiles la población es el objetivo principal de los grupos armados (Kalyvas, 2001). En Colombia la situación de desplazamiento tiene sus orígenes desde el conflicto bipartidista a mediados del siglo XX, y se convirtió en tema de investigación a penas desde los años 90 (Henao, 1998).
En cuanto al desplazamiento climático podemos encontrar que entre abril de 2010 y junio de 2011, Colombia padeció un episodio atípico de La Niña4, que se considera como uno de los más fuertes de su historia (Sánchez, 2011; CEPAL,2011). La época de lluvia fue intensa con respecto a otros periodos de invierno, debido a que los niveles de lluvias e inundaciones estuvieron muy por encima del periodo histórico observado (CEPAL, 2011). Los registros indican más de 1200 inundaciones sobre un 80% de toda Colombia y según cifras oficiales un total de 3.893.087 personas fueron afectadas por la destrucción total o parcial de sus hogares según (Sánchez, 2011 Citado por De la Hoz, 2014).
Dentro del contexto local el Departamento del Atlántico consta de 23 municipios con una población de 2.112.128 personas según el Censo (DANE, 2005), teniendo en cuenta que históricamente el Atlántico ha sido considerado como un departamento receptor (ACNUR[S1] , 2010) siendo el distrito de Barranquilla es el epicentro tanto de hechos victimizantes como de hechos declarantes en condiciones de desplazamiento por violencia, teniendo un total de 86.000 mil declaraciones y más de 3.200 hechos victimizantes según las cifras de la Unidad de Atención a Víctimas (2012). Según la pirámide poblacional de las personas declarantes víctimas de desplazamiento forzado en el Departamento del Atlántico, sobresale que la mayor concentración de víctimas son mujeres entre los 24 y 35 años en condición de cabeza de hogar, seguido de un alto número de víctimas de niños y niñas adolecentes. UAV (2012).
El Atlántico padeció las afectaciones del Clima dejando así miles de personas en condición de desplazamiento estos ya se habían ido de los barrios ubicados en zonas bajas y buscaron tierras más altas donde sus familiares. Finalmente, cientos de tuvieron que desplazarse, primero a la carretera, luego a las escuelas, hacia albergues temporales, a donde familiares radicados en municipios menos afectados o a Barranquilla, capital del departamento; e incluso, al vecino país de Venezuela (Amar et al., 2014).
La realidad de familias que enfrentan desplazamiento por situaciones de conflicto armado o por desastres naturales se asimilan en la medida que se enfrentaron a un evento extraordinario e inesperado mencionando la destrucción de sus bienes, pérdidas de vidas humanas, y cuotas de sufrimiento personal y colectivo (Salazar, Heredia & Pando, 2005).
Entre las consecuencias de estas situaciones, se puede destacar el deterioro en el tejido social producto del desplazamiento, sumándole la ruptura de los lazos familiares por la separación de los miembros de la familia y la afectación psíquica de las personas. El camino necesario para disminuir estos impactos, implica el estudio de la resiliencia como capacidad de superación de las adversidades, diferenciando cada contexto, grupo y problema particular donde se presenta (Kalawski & Haz, 2003).
Cuando se presentan situaciones que alteran la vida de las comunidades y grupos, las personas en condición de vulnerabilidad previa a estos desastres (sean de origen social o natural), son las mayormente afectadas, entre ellas las mujeres que asumen la carga de su familia; las etnias; los niños cuyas cuyo acceso a la educación se ve interrumpido; los jóvenes que ven las oportunidades de medios de vida cada vez más limitadas. Históricamente las mujeres y los menores han sido considerados como los más débiles enfrentándose a un factor que agrava aún más su victimización (Valencia, 2003).
Diversos estudios han señalado que las personas que viven en situaciones de adversidad, pueden superar el trauma vivido gracias a la capacidad de resiliencia (Amar et al., 2014). Para desarrollarla, se requiere no solo de rasgos individuales sino del apoyo de la comunidad como colectivo para poder salir adelante (Utria et al., 2015). Considerando esto, cabe preguntarse
¿Los factores personales y sociales de resiliencia de las mujeres residentes en el Distrito de Barranquilla que han sido afectadas por el desplazamiento a causa de la Violencia y las Afectaciones de Clima, pueden servir de base para su inclusión social y económica, aportando así al desarrollo del departamento?
¿Cuáles son los factores de éxito y fracaso atribuidos al emprendimiento de las mujeres en Barranquilla que han padecido situación de desplazamiento por violencia y/o Clima?
De acuerdo con Walsh (1998) la capacitación, la investigación y los proyectos comunitarios pueden beneficiarse si están enraizados en una orientación cuya base es la resiliencia familiar.
El aporte de esta investigación serviría al desarrollo de estrategias de intervención con estas comunidades especiales así como para la conformación, creación, modificación de políticas públicas que estén orientadas a la competitividad del departamento del Atlántico y el país, con una perspectiva de inclusión social y económica mediante el emprendimiento.
Al revisar el concepto de resiliencia se observa que su gestación inicia en 1982 con la observación durante 30 años del proceso de 698 niños que nacieron en la isla de Kauai y que pasaron situaciones de miserias a lo largo de su vida, pero lo más llamativo fue que muchos lograron un desarrollo sano por lo que fueron definidos como resilientes. (Gómez y Kotliarenco, 2010).
Así comenzaron a usar el concepto de resiliencia para referirse a la capacidad de las personas para sobreponerse a las situaciones adversas que se les presentan en la vida, saliendo fortalecidas (Escarbajal, Izquierdo & López, 2014). Lo anterior coincide con lo dicho por Amar, et al (2014) en donde la resiliencia es concebida como la capacidad del ser humano que permite adaptarse y lograr mantener la salud mental y el adecuado funcionamiento en su cotidianidad. La resiliencia, involucra tanto las situaciones difíciles como la capacidad para construir conductas transcendentales positivas (Cabrejos, 2005).
Se ha comprobado que el estudio de los rasgos positivos, las fortalezas del carácter, las emociones positivas, las experiencias vividas, la familia, la escuela, el ambiente y las relaciones positivas inciden en el bienestar individual (Kennedy & Kramer, 2008; Kevin, 2009), coincidiendo con (Peterson, 2006) que plantea que estos producen efectos y cambios en el bienestar de los individuos y en sus procesos de inclusión social. Hoy es claro que no puede existir el bienestar individual sin el bienestar social, debido a que el estado de felicidad solo se consigue con el estado de satisfacción de una persona consigo misma y su entorno (Escarbajal, et aal., 2014).
Para facilitar el desarrollo de la resiliencia son necesarias 5 características, la primera sería la existencia de redes sociales informales, el sentido de vida, una autoestima positiva, presencia de aptitudes y destrezas y sentido del humor (Vanistendael, 1997).
Inclusión social
La inestabilidad estatal junto a las debilidades de la democracia, tiene efectos que generan reestructuraciones en los contextos sociales a su vez aumentando situaciones de exclusión e intolerancia que viven los desplazados, lo que afecta el bienestar de los hogares con pérdidas que van mucho más de lo material, debido a la violación de sus derechos fundamentales limitando así su desarrollo personal y social (Mendoza, 2012).
Existe una manera de ayudar a minimizar los efectos de la violación de los derechos humanos y es por medio de procesos de inclusión social, que implica la posibilidad real para acceder a los derechos sociales (Minujin, 1998). Lo anterior coincide con la definición de (Escarbajal, et aal., 2014) quien explica que para que una sociedad sea justa necesita lavpromoción y desarrollo de las prácticas participativas en donde se aproveche el conocimiento para las mejoras económicas y culturales de su gente por medio del trabajo, la información y la educación. Mientras exista quienes no estén incluidos socialmente, se verá afectada drásticamente la calidad de vida a nivel material y simbólico, profundizando las desventajas de los individuos y grupos sociales (Sen, 2000).
Desde una dimensión económica, política y social, la inclusión social se define como el proceso de empoderamiento de personas y grupos sociales, para que participen en la sociedad y aprovechen las oportunidades con el objetivo de que todos puedan acceder a los mercados, servicios y a espacios sociales, políticos y físicos (Banco Mundial, 2014).
Desde la posición del estado, a finales del año 2011 en Colombia se da origen al sector de la inclusión social y la reconciliación, con el objetivo de reforzar la política social y de atención a la población pobre, vulnerable y víctima de la violencia, creando así la institucionalidad para fijar políticas y planes estratégicos para la inclusión social y la reconciliación (DPS, 2013).
Implicaciones psicosociales de la Violencia.
El estudio de los desastres señala que estos pueden ser de los siguientes tipos según sus causas:
Los desastres naturales son ocasionados por fenómenos naturales de gran intensidad, como ocurre con los de origen geodinámica o hidrometeorológico, y los fenómenos antrópicos son aquellos causados por errores, acciones u omisiones del hombre, pueden a su vez ser accidentales o intencionales; otros obedecen a agentes biológicos como las pandemias (Morales- N., & Alfaro, 2008).
Los desastres más allá de su origen afectan la esfera individual, familiar y social de las víctimas (Arranz & Palacios, 2000), coincidiendo con la tesis de que los problemas mentales no son solo un asunto individual sino que repercuten ocasionando crisis en el individuo, grupo familiar, institución o una sociedad entera (Blanco, 2012).
Las afectaciones en situaciones de violencia y ante desastres naturales pueden mirarse como similares, es decir que al derribar todos los elementos que permiten dar coherencia, orden y estabilidad al mundo que nos rodea, se crea un contexto amenazante, generando así traumas, con un gran potencial destructivo, en donde las relaciones interpersonales se basan en amenazas, temor y desconfianza (Lira, Becker & Castillo, 1991).
Dentro de los estudios de Meertens (2004) y Blanco & Amarís, (2014), se evidenció que en los primeros meses después del desplazamiento, la instalación en el mercado laboral urbano es más probable para las mujeres que para los hombres, debido que la experiencia que éstas tenían en oficios domésticos les otorga una fuente de empleo en la ciudad, mientras que los hombres con sus conocimientos sobre agricultura y ganadería no representan mucha utilidad en los centro urbanos. Además no existen políticas de estado encaminadas a dar solución para los problemas que se enfrentan los hombres en situación de desplazamiento, debido a que la visión asistencialista o ayudas monetarias son los únicos mecanismos de solución (Ríos, Villamil,& Antonio, 2014).
Emprendimiento en Desplazados
El Gobierno Nacional por medio del Departamento para la prosperidad Social ha diseñado programas de capacitación y empoderamiento para el acceso de beneficios para el Emprendimiento en personas en situación de desplazamiento para el año 2013 el programa tuvo 21740 participantes, todo eso basado en el marco de la Red Nacional de emprendimiento de la Ley 1014 de 2006 DPS (2014).
Con base en un estudio citado por (Gámez, 2012) el 67% de los emprendedores que han padecido desplazamiento son mujeres coincidiendo con otros autores en donde describen las características de que estos emprendedores son mujeres y cabeza de hogar con una representación de 43,8% frente a un 35% del cuyo estado civil se encuentra en matrimonio, 17% en unión libre y 22% separados. Las motivaciones que rodean a las personas que han padecido el desplazamiento forzado incluyen aspectos económicos, aprendizaje, la dignidad y representaciones de éxito junto a las necesidades de cumplimiento y responsabilidad personal y de ser independiente.
Reflexión personal
La mejor manera de lograr la inclusión social es otorgar medidas de contingencia especial para dar cumplimiento al ordenamiento jurídico actual en donde se permita la articulación eficiente para el acceso a servicios especializados a la población víctima de desplazamientos con un carácter formativo, psicosocial y emprendedor en donde permita a las personas ser tratadas como personas y no como una estadística de atención gubernamental. La mujer es no solo la promotora de orden social sino la gestora de cambios sociales, que por supuesto no han sido lo suficientemente reconocidos por una cultura machista, egoista y cómplice contra el mismo significado de la esencia femenina, una sociedad compleja, turbulenta y cambiante .
Bibliografía
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